por Pedro Mairal
Vi al chico de McDonald’s olvidarse mi pedido por la mitad. Siempre les tengo paciencia. Estar todo el día con esa gorrita sonriendo... Me acuerdo de los cuentos de mi amigo Lucas, que trabajó en el McDonald’s de Núñez cuando estábamos en la facultad. Así que, en general, me aguanto. Los espero. Lo vi empezar mi pedido: metió los dos vasos en la máquina de gaseosas, y por puro taylorismo –porque les enseñan que ya que vas a la cocina podés llevar las bandejas sucias, etc.– quiso aprovechar los diez segundos que tardan los vasos en llenarse y se dio vuelta, miró otra bandeja vacía con el ticket en espera y se distrajo [SIGUE ACÁ]