Reseñas sobre Tigre como los pájaros

(Contratapa de Tigre como los pájaros, Botella al mar, 1996)
Quien escribe el prólogo o la contratapa de un libro puede sojuzgar la libertad del lector cuando le propone su particular interpretación, lo adoctrina acerca de los pasajes que requieren un examen más atento, o graciosamente cree develarle las claves que permitirán localizar ciertos tesoros ocultos tras el simbolismo del léxico o la arbitrariedad de la sintaxis. Se trata, en el mejor de los casos, de presumir falta de perspicacia en el que lee o, en el peor, de atribuirle al autor alguna inepcia para exponer convincentemente sus méritos.

Cuando una obra es excelente -y esto ocurre con Tigre como los pájaros- cualquier advertencia sobre sus implícitas magias resulta tautológica y, casi siempre, pretenciosa. Basta con leer estos poemas que, sin necesidad de guías ni mediadores, evidencian: una lírica original; confianza en el ritmo como esencia de la versificación; desdén por la solemnidad y la tendencia al patetismo; celebración, a veces lúdica, de la vida, del amor, del diurno ensueño rural y de la ensimismada soledad del hombre urbano.

Joven aún, Pedro Mairal se hace ya un lugar en la poesía argentina con páginas que atestiguan la más alta, e infrecuente, calidad de un escritor: la devoción por la palabra.

Félix della Paolera
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"Lo más importante es que cada poema digalo que tiene que decir."

Por Pablo Forcinito

Aunque Pedro Mairal sea muy joven, ya puede considerárselo como uno de los principales novelistas argentinos de la actualidad: es el autor de la novela Una noche con Sabrina Love (Clarín/Aguilar, 1998), ganadora del Premio Clarín. Pero lo que no muchos saben es que este narrador inició su carrera literaria como poeta: su primer libro de poemas, Tigre como los pájaros (Botella al mar, 1996), obtuvo, en 1994, una mención en el concurso de poesía organizado por la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat. En este reportaje visitaremos la cocina de Tigre como los pájaros y compartiremos nuevas creaciones de nuestro invitado: como anticipo exclusivo, Pedro Mairal nos autorizó a publicar en Altovuelo siete poemas de su próximo libro, aún sin título.

Pablo Forcinito: A pesar de tu actual éxito como narrador, ¿te seguís sintiendo poeta?

Pedro Mairal: Sí. Porque en la narrativa también busco que la palabra sea densa, cargada de sentido. Por supuesto, sin que esto atente contra la trama. Es sabido, además, que la respiración hace al ritmo del texto tanto en poesía como en prosa.

PF: ¿Qué pasa con la trama en la poesía? ¿Se puede hablar de "argumento"?

PM: Se encuentra implícita. Y es en la duración del poema que uno va intuyendo esa sucesión de eventos que caracteriza, pongamos por caso, al poema narrativo.

PF: Eso lo noto mucho en Tigre como los pájaros. ¿Cómo definirías ese libro?

PM: Creo que es mi encuentro con la palabra, mi asombro ante aquellos sucesos que nacen en el silencio de la página; mi encuentro con la mujer, con el erotismo. Y lo siento, por sobre todas las cosas, como mi despertar al arte. Me descubrí hasta un poco pintor.

PF: Es cierto, algunos poemas pueden ser contemplados como cuadros. Hay uno, titulado "Pablo Picasso", en el que hasta la música parece impuesta por la violencia de las imágenes.

PM: Sí, esa violencia tiene que ver con la concepción del poema, donde fondo y forma se manifiestan entrelazados. Las palabras nacen, se revuelcan, se repiten formando nuevos conceptos y nuevos ritmos. Conceptos y ritmos que, a su vez, mueren y renacen.

PF: Igualmente, en el balance del libro se te nota más etéreo, menos visceral. Más ligado a una idealización "hacia arriba".

PM: Es cierto, sí. Pero pienso que lo más importante es que cada poema diga lo que tiene que decir.

PF: ¿Y cómo te llevas con la métrica?

PM: Uso muchos versos de once y siete sílabas. Lo mejor que puede pasar es que esto no se note; por eso los combino, los intercalo, los quiebro, les agrego alguna palabra de más como para que el sonido se vaya "deshaciendo". El dinamismo de las métricas impares me resulta interesante. En ese sentido, mis lecturas de Residencia en tierra, de Pablo Neruda, tuvieron mucho que ver.

PF: También es particular la manera en que trabajás con la cotidianeidad: en esas descripciones uno puede intuir tanto a Basho como a Girondo.

PM: Bueno, yo me siento muy ligado a esos autores. Cada uno de ellos, a su manera, partían de la realidad inmediata. Decía Basho: "Haiku es lo que está pasando en este momento", y con ese concepto uno puede llegar a englobar a, por ejemplo, Veinte poemas para ser leídos en el tranvía. Además, es importante buscar el contraste entre lo universal y lo que cada uno de nosotros reconoce como propio: resulta una manera más de pintar la aldea.